caen
como lastimas palpables de aceite girasol
y giraluna
(cuello a trescientos sesenta grados)
los segundos años
los minutos siglos
ruedan
entre la copa de gelatina,
la cuchara que hace de tobogán
y los ronquidos mocosos:
...mil terremotos!
silenciosos y dormilones,
que me hacen sentir casi casi bien.
son cuatro pacientes de hospital
con aviones de cal
y baldes descascarados de café barato y leche en polvo
serenos
como mi saludo de despedida
exalan sus recuerdos
y mendigan la insolencia
arrugan y planchan cordinadamente la violencia
atrapado
entre barrotes de agua cristal
y cervezas sin envase
juego
como niño envuelto
a ser comido
y hacer comida
pero los segundos años pasan
y los minutos siglos también
y la mañana se camufla con el mañana
ella astuta:
quien la cuenta?
el ultimo que se agacha!
(se durmió contando, se murió escondido)
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