con la cien en la mente
con dos pesos truchos
en los bolsillos
dentro de la lengua
sin hablar
comprás tu tumba
y un hijo
no reconocido
te saluda a la distancia
viéndote morir
quizás yo esté muy loco (es probable)
o muy cuerdo (dudo mucho)
pero ni vos
ni tu
sangre
entenderán jamás
los libros de esa
biblioteca
que
rompimos a patadas
y enseñamos juntos a esos niños
a amar sin pensar tanto
a amar sin amar tanto
a entender al miserable
y acusarlo en una corte
(sin tener una gota de remordimiento)
ser una persona inteligente
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