la canción morocha de tu mirada perdida
fija en mi corazón haciendolo hueco y peludito
como un durazno
mis ojitos de niño sin caricias
me protegen y me escudan de la indiferencia de tus comentarios
competencia entre bastardos
lagrimitas de polenta con queso fresco
folclore gris lleno de tizne
-pintado de rosa mosqueta-
el tumor de La Blanquita al costado de la historia
asados drogadictos con pegamento amarillo entre las brasas
un te medio frío
algunos pancitos de gusto pasable
y una madera verde arrojada a mi niñez
con violencia tucumana
cartulinas de colores pa pintar nuestra distancia
(yo era el mejor con la tijera lo recuerdas?)
las palabras que me dijiste
las palabras que nunca dije
gritando tan fuerte que nadie me escuchó
sonrriendo tan dulcemente que todos me aplaudieron
ejemplo perdido en la montaña
con un chalequito jugando a los vaqueros
lleno de juguetes, falto de juegos
disparándole a mi soledad en una casa abandonada
un hombre no debe llorar
pero puede escribir
y hoy te dedico este poema
aunque nunca lo leas ni me felicites
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